La diabetes lleva asociada el desarrollo de afecciones en diferentes órganos, entre ellos, el de la vista.
El riesgo de ceguera en un diabético es 10 veces más alto que en el resto de la población, y la retinopatía diabética – la proliferación de tejido fibroso en la retina que deteriora la visión percibiendo imágenes borrosas-, suele presentarse incluso antes de ser diagnosticada la diabetes, afectando al 80% de estos enfermos 15 años después de su diagnóstico.
Sin embargo, su control permite una vida completa y saludable y su detención es posible gracias a una sencilla visita al óptico-optometrista.
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