Los ojos son muy sensibles y delicados, por eso cuando recibimos un golpe en seguida notamos fuertes molestias e hinchazón, en ocasiones ligadas a hematomas o derrames. En este caso es muy importante acudir de inmediato a un especialista, sin embargo existen unas cuantas técnicas sencillas para actuar rápidamente.

Nunca se deben aplicar productos sin prescripción medica, tan solo utilizaremos agua y hielo para aliviar los efectos del accidente. Si se trata de un golpe externo, o una quemadura, hay que aplicar hielo de inmediato o agua muy fría. Si el ojo sangra, hay que lavarlo con abundante agua y después aplicar hielo durante cinco minutos. Si el golpe afecta directamente al globo ocular hay que permanecer recostados con la cabeza hacia atrás y ser trasladados rápidamente a un centro médico, ya que existe la posibilidad de que haya desprendimiento de retina.

Además, los que corren más riesgos de sufrir este tipo de traumatismos son los niños, por eso siempre deben llevar gafas especialmente diseñadas para ellos.